Wednesday, April 22, 2020

CARTA ABIERTA A LA SAGRADA MADRE TIERRA


CARTA ABIERTA A LA SAGRADA MADRE TIERRA

RESPONSABILIDAD DE LOS SERES HUMANOS 
EN LA REGENERACIÓN DE LA SAGRADA TIERRA

Qachu alom (madre-abuela que viene del tiempo y del espacio)

Xa oj ulew – xa oj poqlaj (solo somos tierra - polvo)

Xa oj iwir – xa oj kab’ijir (solo somos de ayer – antier)

Xa oj utza’m che’ – xa oj uxaq che’ (solo somos ramas – hojas)

Xa oj aq’es – xa oj ichaj (solo somos montes –  hierbas)

Xaq na oj ko taj – xaq sa’ kojsach wi (somos frágiles – nuestra muerte llega con facilidad)

Xaq koj tzelej tanchik chwa k’u’x la (retornaremos a su ser - su energía).

Tanmi qtxu Tx’otx’ (Corazón, esencia, energía de la Madre Tierra) 

 
El Día Internacional de la Madre Tierra, aprobado por la Organización de las Naciones Unidas en el 2009, procura generar conciencia y la toma de decisiones mundiales responsables con el ambiente. Involucra a los Estados, gobiernos, organismos mundiales y nacionales, así como todo tipo de organización responsable con la vida en la Sagrada Madre Tierra. Los Pueblos Originarios, formalmente reconocidos en varios países como Pueblos Indígenas, hacemos escuchar nuestra voz para dar a conocer nuestros planteamientos de responsabilidad con la Sagrada Madre Tierra, en plena lucha mundial contra la pandemia del COVID-19.

La Comunidad de Ajq’ijab’, Ajkunanelab’, Ajchomanelab’, Ajq’atal taq tzij, Ajkemab’, Ajtikonelab’ del Pueblo Maya, quienes, siguiendo los sabios consejos y las sanas recomendaciones de nuestras abuelas y abuelos, damos a conocer esta carta abierta a la Sagrada Madre Tierra. Un mensaje de sus hijas e hijos. A nuestra Madre que ha sido maltratada desde una visión mercantilista, de donde sufre dolencias en su cuerpo y en todo su Ser. En un contexto nacional e internacional, en el cual los poderes políticos, económicos, científicos y religiosos toman decisiones que han afectado el tejido de la vida. Decisiones que se concretan en la vida cotidiana por medio de las instituciones sociales, que llevan a la práctica los graves daños a la vida de la Sagrada Madre Tierra.

En su Día, Sagrada Madre Tierra, le saludamos y besamos su rostro con ternura, humildad y con todas las fuerzas de nuestro corazón. Nosotros somos sus hijas e hijos, y le damos gracias por darnos la vida, gracias por criarnos, por alimentarnos y por cuidarnos. Sagrada Madre Tierra, admiramos su belleza en los valles, montañas y barrancos, en las quebradas, ríos, lagos y mares, y en su cinturón de volcanes. De usted viene el aire purificado y el nacimiento de las aguas cristalinas.

Desde lo profundo de nuestro corazón le decimos gracias, porque a pesar de la invasión, el saqueo y el sometimiento coloniales, estamos vivos. En sus montañas y barrancos, Sagrada Madre Tierra, nos hemos refugiado cuando hemos sido perseguidos por el hacendado, la tropa militar, la iglesia, la escuela y los proyectos extractivos.  Usted ha sido nuestro consuelo, cuantas veces hemos llorado ante usted, por nuestros sufrimientos, maltratos, despojos, enfermedades y humillaciones. Están registradas en cada piedra colocada en nuestros altares.

Le damos gracias por el sustento de nuestra vida con el fruto que nos provee desde sus entrañas: el sagrado maíz blanco, amarillo, rojo y negro, los frijolares, el ayote, el chile y todo tipo de hierba, arbustos y árboles, pequeños y grandes. Gracias por la vida de nuestros hermanos animales. Los que criamos en la casa, los que viven en las montañas y barrancos, los que viven en el agua, los que tienen actividad en el día y también los de la noche. Le damos gracias por la vida de nuestras familias: hijas, hijos, nietas y nietos; por la vida de las ancianas y los ancianos, la de las niñas y niños.

También le damos gracias, Sagrada Madre Tierra, porque, a pesar de la desvalorización del sentido comunitario de la vida, y del rol fundamental de las y los abuelos, los liderazgos y las autoridades ancestrales, nuestros principios, valores y prácticas permanecen. Y gracias a la organización de nuestras comunidades, nuestro Pueblo pervive y resurge en medio de las cenizas de los mecanismos de colonización interno y externo.

Sagrada Madre Tierra, le compartimos nuestras preocupaciones

1. Pequeños grupos poderosos se han adueñado del capital y han implementado un modelo económico extractivista, de acumulación y de carácter monopólico a nivel mundial. Sobre esa base controlan la vida en el mundo. Cada país es sólo una pieza del sistema capitalista global. Este sistema, ha olvidado los principios de reciprocidad, equidad, solidaridad, justicia, democracia, respeto a los derechos humanos colectivos, entre otros. Sobre todo, irrespeta los derechos suyos Sagrada Madre Tierra. Nos preocupa mucho, también, que países con sistemas socialistas, hacen lo propio.

2. Nos preocupa la privatización de la vida. Hecho que se concreta en la piratería de recursos genéticos en territorios de Pueblos Originarios, en la imposición de megaproyectos extractivos, que privatizan y explotan los ríos para la construcción de hidroeléctricas, privatizan, explotan y dañan montañas y grandes extensiones de nuestros territorios con proyectos mineros y petroleros.  Estos y otros proyectos o modelos de desarrollo impuestos afectan la red de la vida: más familias en extrema pobreza, tierras y territorios desertificados, desaparición de la diversidad biológica. Los daños al ambiente y a las comunidades, son responsabilidades soslayadas por las empresas en contubernio con los gobiernos nacionales. Con el agravante de que generan división en las comunidades y criminalizan, persiguen, enjuician y asesinan a sus líderes (autoridades) que la defienden, Sagrada Madre Tierra.

3. Sagrada Madre Tierra, nos preocupa el estado de su salud. Vemos, sentimos, vivimos y sufrimos su cansancio y enfermedades, causados por la destrucción intensiva y extensiva de sus selvas y montañas, la enorme contaminación de la atmósfera, los ríos y lagos. También por el agrandamiento del agujero de la capa de ozono, el derretimiento de las montañas de hielo en la Antártida, la desaparición de especies de flora y fauna, entre otros. Millones de sus hijos e hijas también padecemos enfermedades extrañas y ajenas a nuestros Pueblos milenarios.

4. Estamos perdiendo el sentido de nuestro ser, de nuestras identidades. Con ideologías individualistas, etnocentristas, nacionalistas, economicistas y racistas, se ha manipulado y mediatizado la conciencia de muchos de nuestras hermanas y hermanos. Su pensamiento está en el más allá, magnifican la pobreza, desvalorizan los principios ancestrales de relación social, comunitaria y con usted, Sagrada Madre Tierra. Se olvidan de su responsabilidad social, cultural y ambiental, que tenga como base una visión clara de su dimensión trascendente, como lo hicieron nuestras abuelas y abuelos. Por eso, queremos recuperar nuestro Ser, ser sus hijos Sagrada Madre Tierra, aprender del agua, del aire y del sagrado fuego los principios y las leyes naturales, para respetarlos y ponerlos en práctica y compartirlos a toda la humanidad. Queremos que nuestra vida tenga sentido, responsabilidad y trascendencia. Queremos ser nosotros mismos, desde nuestras identidades y nuestras culturas milenarias, abiertos hacia los otros pueblos y culturas del mundo para alcanzar juntos la plenitud de la Vida.

Reconocemos con pesar, Sagrada Madre Tierra, que, en mucho, nuestro sistema de vida, con sus principios, sus ciencias, su cosmovisión, su filosofía, sus formas de organización política y funcionamiento social, ha sido mutilado y sustituido por un sistema ajeno, impuesto, mediante mecanismos colonizadores (la educación, la religión, el sistema de salud, entre otros). Cuando cuestionamos las lógicas de este sistema impuesto, somos reprimidos, criminalizados, o, lo que es peor, nos descalificamos entre nosotros mismos.

Insistimos, que nuestro sistema de vida es distinto. Nuestros principios nos abren a la responsabilidad humana por la Vida y las distintas formas de vida. Tales principios orientan todas nuestras acciones en todas las esferas de la vida. Estamos convencidos de que las desigualdades, las distintas formas de discriminación, el empobrecimiento de las mayorías y las injusticias entre los seres humanos, no son propios de la vida en plenitud que aspiramos. Así como no son normales ni naturales las relaciones de desequilibrio entre los seres humanos y los seres del cosmos. Se pueden y se deben corregir. Por eso, hoy, Sagrada Madre Tierra, permítanos reencontrar nuestras formas propias de pensar y de sentir, elevar nuestra conciencia y nuestra dignidad, para que incidamos en toda acción nacional o global para la regeneración de su vida, su vitalidad y su salud.

Un llamado a la responsabilidad y reciprocidad con la Sagrada Madre Tierra

Sagrada Madre Tierra, en virtud de todo lo dicho, hacemos un llamado perentorio a toda mujer y a todo hombre conscientes de los daños colosales que como humanidad le hemos hecho. Mujeres y hombres conscientes también de la inaplazable necesidad de reorientar nuestras acciones: político, económico, social y cultural, para evitar las graves amenazas que se ciernen sobre la vida.  Lo hacemos con la sencillez y la certeza que nos da la misión de Ajq’ijab’, Ajqkunanelab’, Ajchomanelab’, Ajq’atal taq tzij, Ajkemab’, Ajtikonelab’, y con base en los principios rectores de nuestras culturas y nuestra cosmovisión:
●  Todo es sagrado, todo tiene vida, todo tiene corazón y espíritu, todo tiene madre y padre (Rajawal), todo tiene un lenguaje. Qana’ qawa’ Tzuultaq'a, es vida, espíritu, es madre y padre, es abuela y abuelo.
●  La Tierra no pertenece al ser humano, el ser humano es quien pertenece a la Tierra. El agua, la lluvia y los ríos tienen energías femeninas, son nuestras hermanas mayores. El aire es el que comparte su espíritu con toda la vida cósmica, espiritual y humana. Los animales son nuestras hermanas y hermanos mayores.
●  La compra y venta de la Sagrada Madre Tierra es una idea de sistemas políticos y económicos extraños a nuestros Pueblos (capitalismo individualista o socialismo colectivista), que rompen con el paradigma de pensamiento de los Pueblos Originarios. Todo lo que existe está relacionado entre sí, en el tejido de la vida.
A los Estados Nacionales, Gobiernos y Organismos internacionales multilaterales, exigimos que aprueben e implementen el contenido de la Carta de la Tierra, pero que incluyan el descanso total y global de la Sagrada Madre Tierra, un día cada 21 días (cada tres semanas), que puede ser un domingo. Eso nos permite recorrer las 20 energías del calendario maya durante los 260 días. Permitiría descanso a la Sagrada Madre Tierra y una armonización planetaria de todos los seres humanos y Pueblos.  Se ha comprobado durante los primeros meses de cuarentenas por el COVID-19, que el cese de las actividades económicas industriales, han propiciado una recuperación visible de la Sagrada Madre Tierra y de espacios vitales en diferentes países alrededor del mundo. Como antecedente, en el calendario maya, cada 20 días se realiza un encuentro y un diálogo con la Sagrada Madre Tierra, a través de la energía I’x.
A los líderes mundiales, científicos, artistas y otros, solicitamos que sean voceros de la Sagrada Madre Tierra, que sus intervenciones y alocuciones las vinculen con nuestras responsabilidades como habitantes de la Tierra.

A las organizaciones internacionales, regionales y nacionales (Ongs) que generen políticas y programas orientadas a la regeneración de la Sagrada Madre Tierra, y propiciar espacios para el protagonismo de organizaciones y autoridades propias de los Pueblos Originarios. Que contribuyan a reconocer y observar el carácter de sujeto de derechos de la Sagrada Madre Tierra.

A los Pueblos Originarios instamos a fortalecer nuestras esperanzas, a ejercitar nuestro carácter de sujetos políticos y seguir potenciando cada uno de los elementos de nuestra cultura: idioma, ciencias, formas propias de organización social, política y económica. Al mismo tiempo que elevemos la relación respetuosa y sabia con la Sagrada Madre Tierra. Así como exigir a los gobiernos que generen y respeten los espacios de ejercicio de los derechos colectivos como Pueblos Originarios.

A todos los seres humanos, de todos los países del mundo, recordamos que la Sagrada Tierra es nuestra casa y es nuestra Madre. Dependemos de ella para tener dónde vivir, dónde trabajar y dónde comer. Que es necesario ser recíprocos y responsables con ella. Que es necesario tomar conciencia y cambiar nuestras formas de vivir y relacionarnos con todos los elementos del tejido de la vida: no más consumismo, no más lujos superficiales y locas carreras armamentistas. Que no permitamos a nuestros gobiernos gastar en armas de guerra: no más fabricación, compra y uso de armas en guerras fratricidas. Sí a la construcción de una convivencia en armonía entre los Pueblos y de los Pueblos con la Sagrada Madre Tierra.

Chi, Paxil Kayala’, Job’ Kawoq, Keb’ Wo
Guatemala 22 de abril de 2020

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