Sr. Secretario General,
Sr. Presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas,
Sra. Presidenta del Foro Permanente,
A nombre de nuestros abuelos y abuelas; en representación de Comunidades, Pueblos y todos/as las existencias de nuestra Pachamama, del Sur, Centro América y el Caribe, extendemos nuestro especial y fraterno saludo.
Al Celebrar el décimo aniversario de la Declaración de
las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, manifestamos
nuestra alegría y entusiasmo porque significa uno de los hitos más importantes
de nuestras naciones y pueblos originarios, por ello, honramos la lucha y el
sacrificio nuestros antepasados y celebramos
el protagonismo de la mujer
indígena en defensa de nuestros territorios, es un motivo más para felicitarnos
por los logros alcanzadas, por haber caminado juntos toda esta gran comunidad
de naciones y pueblos originarios del mundo, hasta conseguir de los Estados
miembros y las Naciones Unidas la adopción de esta Declaración, con la debida
aclaración, de que esta obtención y triunfo no significa concesión alguna, es
el producto de la lucha histórica y los sacrificios de líderes y lideresas que
llegaron hasta estos espacios. Es un
hecho que demuestra la necesidad urgente de fortalecer con mayor firmeza
nuestra unidad y organización como naciones y pueblos originarios hacia la construcción
de propuestas alternativas para la sociedad global.
Sin embargo de este significativo acontecimiento y logro,
como es la Declaración, estamos conscientes de que este triunfo es apenas el
punto de partida. Por lo que se deduce,
sin duda alguna, la aplicación de la Declaración y la normativa internacional
de los pueblos originarios va a requerir de nuestro mayor esfuerzo y
sacrificio, como ya se experimenta en nuestros territorios. La lucha por la implementación y la adopción
de la Declaración transcurrieron decenas de años, esta vez, para la aplicación
será ardua la tarea para nuestros Pueblos. La aplicación de la Declaración no
está en la voluntad política de los Estados ni de los gobiernos, como lo
experimentamos cotidianamente en nuestros territorios; para ejemplificar esta
realidad podemos mencionar: la consulta previa libre e informada, así como la
consulta pre-legislativa, contenido fundamental de la Declaración, es
vulnerada, violentada y es materia de estigmatización y controversias. Por lo tanto, significa todo un reto y requiere
de un alto grado de compromiso con nosotros mismos para no estancarnos junto a
las retoricas que nos interponen los Estados nacionales, acerca de la
aplicación de nuestros legítimos derechos, los derechos colectivos, los
derechos de los pueblos originarios (indígenas), los derechos de la Madre
Naturaleza.
En la actualidad, la prioridad en nuestra agenda de lucha
son los derechos territoriales, entendido como origen y destino de las naciones
y pueblos originarios, se encuentra peligro la continuidad histórica de
nuestras naciones y pueblos como entidades culturales, económicas, políticas,
sociales, espirituales determinadas históricamente. Desde nuestra concepción, el territorio,
está constituido por la totalidad de vivientes del planeta: el agua, la tierra,
los animales, las plantas, a quienes lo hemos cuidado y defendido por miles de
años en convivencia, comunitaria y armónica, como la vitalidad e integridad de
la Madre Naturaleza. Sin embargo, frente a esta visión comunitaria y milenaria,
paradójicamente desde la visión contraria, desde la codicia del capital de este
sistema, el hecho de cuidar y de defender la Madre Naturaleza es visto como un
acto ilegal, penalizado, perseguido y reprimido, a través de actos perversos y
brutales como los violentos allanamientos y operativos militares para despojar,
expulsar de sus territorios a comunidades, a pueblos establecidos en ellos por
miles de años. La maldición de la época,
para las naciones y pueblos originarios es la implementación de proyectos de
extracción de los “recursos naturales” y ampliar la frontera de destrucción de
los últimos espacios verdes que quedan, lo que demuestra lamentablemente que la
humanidad en estos tiempos modernos ha profundizado aún más la ruptura casi
irreconciliable, con la Madre Naturaleza. Ruptura que ha puesto en peligro la
vida de todos.
Hemos sido explícitos, que la defensa de nuestros
territorios rebasa la concepción de propiedad exclusiva, nuestra lucha es en
función de la integridad de la Madre Naturaleza de los seres que convivimos en
ella. Nuestro objetivo es la vida. Por tanto, nuestras propuestas, Señor
Presidente, trascienden lo inmediato, la condición de nuestra lucha es generar
cambios fundamentales frente a la crisis y al modelo de vida actual. En
perspectiva, el desafío de los Pueblos originarios es recuperar la armonía
entre el ser humano y la Madre Naturaleza o recuperar la vida. Exhortamos a los Estados nacionales
establecer los mecanismos necesarios hacia el restablecimiento de la
autodeterminación, la autonomía de nuestras naciones y pueblos, mismo que
significa restaurar y descolonizar el pensamiento y el dominio del hombre sobre
la Madre Naturaleza.
En la actualidad
el mundo se debate entre dos paradigmas: el paradigma de los Pueblos
originarios y milenarios que significa la vida; y, el paradigma de la
civilización occidental, que ha instaurado el proceso de la muerte. Creemos entonces en la prioridad del debate
sobre el origen de los problemas actuales y estructurales, un debate abierto
sobre los sistemas de vida: el modelo capitalista y su sistema de vida, el
sistema comunitario y el modo de vida comunitaria y otros. El mundo atraviesa
una confrontación y disputa de paradigmas irreconciliables, contexto sobre el
cual, los pueblos originarios extendemos la propuesta de la voluntad firme del
diálogo de saberes, de entendimiento, en el marco del respeto mutuo y en
igualdad de condiciones, en función de superar la profunda crisis civilizatoria
y la búsqueda de alternativas para la supervivencia de los habitantes del
planeta o nuestra Pachamama. Exigimos
desde nuestros pueblos comprensión de los Estados a fin de arribar a un
entendimiento y requerimos mayor compromiso de las instituciones estatales y
supraestatales de manera que se logre restaurar la armonía el equilibrio de la
vida. Hermanas y hermanos de las naciones y pueblos originarios de esta gran
comunidad internacional, nuestro compromiso se extiende hasta desmantelar la
colonialidad del poder, la colonialidad del saber y la colonialidad del ser. Del mismo modo que, las luchas en defensa de
nuestros territorios, son luchas que se libran en el campo de lo epistémico, de
los conocimientos y saberes.
Hermanas y hermanos.
Discurso pronunciado por Luis A. Macas A. Líder histórico
de Ecuador en representación del Sur Centro América y el Caribe, en la Sesión
de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En la Ciudad de New York, el 25 de Abril del 2017.
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