Wednesday, April 13, 2016

El Código de Dominación mató a Berta Cáceres




Steven Newcomb


El asesinato, el 3 de marzo del año 2016, de la líder Indígena Berta Cáceres en Honduras me recordó el libro de John Bodley Victimas de Progreso (1982). "En general se reconoce", escribe Bodley, "que las tribus están siendo afectadas drásticamente por la civilización y que sus patrones culturales y, en muchos casos, los propios pueblos desaparecen a medida que avanza la civilización" (p. 1). Si bien no privilegio la palabra "tribal", ya que sugiere que las Naciones Originarias de un lugar dado son "primitivo y bárbaro", Bodley ha señalado algo de importancia crítica ejemplificado por el asesinato de la Sra. Cáceres. La forma de dominación que ha sido eufemísticamente llamada "civilización" ha tenido y continúa teniendo efectos de horror en nuestras Naciones y Pueblos Originarios a lo ancho de este hemisferio, generalmente llamado "las Américas".


El fenómeno identificado por Bodley se enfoca plenamente cuando nos damos cuenta de que "la civilización" es "la imposición de un patrón cultural particular sobre una población a la que es extranjero." En otras palabras, la "civilización" no es más que una palabra de cobertura para la dominación. ¿Qué es lo que ha provocado la desaparición de gran parte de las lenguas y los patrones culturales de las Naciones y de los Pueblos originales, y la desaparición de tantos de los propios Pueblos Naciones Originarios? La dominación y la deshumanización resultante es la respuesta.

La muerte de Berta Cáceres y unos 110 activistas por el medio ambiente en Honduras es evidencia gráfica de ese sistema de dominación-deshumanización. Ella era una intrépida líder Indígena de la Nación Lenca. Ella era una madre de cuatro hijos, y una defensora de la Madre Tierra y de los ecosistemas vitales. Se atrevió a enfrentarse a las fuerzas políticas y económicas de gran alcance al oponerse a un proyecto de energía hidroeléctrica. El lema de los intereses a los cuales se oponía parece ser: "Expandir el territorio y acceder a los recursos vitales por cualquier medio necesario, no importa quien se tenga que destruir en el proceso" Muchos de esos intereses que operan en Honduras provienen de los sectores élites de los Estados Unidos. Berta pagó con su vida por tener el valor de expresar su oposición a la agenda elitista de la riqueza y del poder a expensas de Pueblos distintos y de ecosistemas frágiles.

En un artículo del 4 de marzo del 2016, en The Guardian, titulado "Hipocresía rodea el asesinato de Berta Cáceres en Honduras", Bert Schouwenburg informó sobre un fenómeno llamado "femicidio" (el asesinato en masa de mujeres). "En 2014", escribe, "513 mujeres fueron asesinadas y en 2015 se estimó que una mujer perdió la vida cada 16 horas." Ejemplo de dominación y deshumanización. ¿Qué protesta hubo del Departamento de Estado de EE.UU. con respecto a estos eventos? En un artículo del 10 de marzo año 2016, en "La Nación", Greg Grandin señala que la Sra. Cáceres, sólo cinco días antes de su muerte, había criticado abiertamente el respaldo por Hillary Clinton de un golpe de estado, en 2009, mientras era la secretaria de Estado de EE.UU. Ese golpe retiró el presidente reformista Manuel Zalaya del poder en Honduras. La oficina de Clinton llama "simplemente absurdo" cualquier esfuerzo para sugerir que las políticas del Departamento de Estado Clinton en Honduras crearon el contexto del asesinato de la Sra. Cáceres.

El gran número de homicidios y otros actos de represión induciendo traumatismo en Honduras están abriendo el camino para las llamadas zonas de libre empresa, que están financiadas por instituciones tales como el Banco Mundial. Detrás de todo esto se encuentran poderosos intereses, que exigen permitir, en nombre de su derecho imperial de libre determinación, avanzar aplazando las personas sin restricciones, al igual que los tanques en la plaza de Tiananmen en 1989.

Los asesinos de Berta, agentes de interés hambrientos por el poder, son parte de una mentalidad que dice a través de sus acciones: "Al diablo con Naciones y Pueblos Originarios; al diablo con los ecosistemas". El largo camino de siglos de "Progreso del capitalismo" está hecho de los huesos de los Pueblos Originarios. Detrás de este, se encuentra un legado de residuos tóxicos, deforestación y otras destrucciones en una escala masiva.

Todo esto fue traído a nuestros Naciones y Pueblos Originarios a lo ancho de este hemisferio por cortesía de una ideología neoliberal que se ha manifestado directamente desde la misma mentalidad creada por los decretos papales de dominación provenientes del Vaticano en el siglo XV: invadir, capturar, vencer, someter y dominar a los "pueblos bárbaros." Esta mentalidad cree que necesita mantener un dominio sobre las Naciones y Pueblos originales. Cree en liberar las empresas transnacionales y multinacionales de todos los reglamentos que podrían interferir con beneficios empresariales masivos, desviando recursos vitales.

Las zonas de "libre comercio", creadas por el Banco Mundial y otros intereses bancarios en Honduras, son lugares donde la dominación tiene rienda suelta para eliminar cualquier obstáculo que impida que las empresas se aprovechen de la Madre Tierra, sus aguas, y sus recursos naturales para un mayor beneficio y poder, a perpetuidad. Por el contrario, las historias de creación y las enseñanzas de las Naciones y Pueblos Originales están diseñados para honrar, respetar y preservar la Tierra y todos los seres vivos, a perpetuidad. Esas enseñanzas, y las Naciones y Pueblos Originarios que las mantienen, representan una amenaza fundamental y existencial a la mentalidad de dominación y al estilo de vida que resulta del amor de la riqueza (AME = amor; Rica = riquezas).

"Las Américas" (Norte, Central y del Sur) es el hemisferio donde el sueño Cristiano del imperio, de la dominación, y del beneficio se convirtió en la base para el "sueño americano" (el sueño de la riqueza), y la base para el "estilo de vida americano". Se trata de un modelo mental idealizado de la vida basada en el amor de la riqueza que se acumula invadiendo los territorios de las Naciones y Pueblos Originarios de una región geográfica determinada, y "controlar o eliminar la población nativa", como el historiador Samuel Eliot Morison lo puso. La dominación es el medio utilizado para lograr ese objetivo, y el asesinato brutal de Berta Cáceres es una prueba adicional de lo que representamos en nuestra película documental, "La doctrina del descubrimiento: Desenmascarando el Código de la dominación."

En su libro Imperio o Democracia (1939), Leonard Barnes escribe: "Para muchos hombres el sentido de dominación es dulce; y tener otros hombres que trabajan de servidores y producen riqueza que se puede a la vez apropiar y disfrutar es, por decir lo menos, conveniente "(p. 187). El sistema de dominación insensiblemente apagó la vida de Berta, junto con muchas otras mujeres y Pueblos Indígenas de Honduras, porque ella y estos otros trataron de interponerse en el camino de las denominadas zonas de libre empresa, de "progreso" para los intereses que están vinculados al Imperio Americano (Estados Unidos).

Desde su creación, los Estados Unidos, que George Washington llamó "nuestro imperio infante", se basaron en el amor a las riquezas y los bienes. Durante más de doscientos años se han engordado a sí mismo a través de un proceso imperialista. Se utilizó este proceso imperial para apoderarse de los territorios tradicionales de nuestras Naciones y Pueblos Originales. Es un estado Leviatán. Sus políticas imperiales son el medio por el cual se extiende sus tentáculos políticos y económicos en bellos lugares como Honduras, con letal y fría impunidad. Las Naciones y Pueblos Originarios terminan siendo sacrificados a los dioses del capitalismo y la codicia.

Como Rupert Emerson señaló en Del Imperio a la Nación (1960), "El imperialismo, por definición, implica la dominación de personas sobre otras" (p.6); la pretensión de llevar "un civilización humana y cristiana" a los "incivilizados" (no dominados) "paganos e infieles" fue la iteración temprana de este código. Ahora se avanza por palabras que suenan benignas tales como "desarrollo", y por la cubierta de frases tales como "el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (CAFTA)". Todo para hacer que la empresa de dominación sea "libre" de restricción o regulación tanto como sea posible, incluso si se trata de matar con impunidad gente valiente como Berta Cáceres. Y continúa la dominación, a perpetuidad.

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Steven Newcomb (Shawnee, Lenape) es co-fundador y co-director del Instituto de Derecho Indígena, y autor de Paganos en la tierra prometida: La decodificación de la Doctrina Cristiana del Descubrimiento (Fulcrum, 2008). Él es uno de los productores de la película documental, "La doctrina del descubrimiento: Desenmascarando el Código de dominación", dirigida y producida por Sheldon Wolfchild (Dakota), con la narración de Buffy Sainte-Marie (Cree). La película se puede pedir a 38Plus2Productions.com.


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